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Comprender la distinción: ataque de ansiedad versus ataque de pánico

Una persona parada en un acantilado, luciendo abrumada por el vasto paisaje.

Una persona parada en un acantilado, luciendo abrumada por el vasto paisaje.

Sentirse abrumado e inseguro de si se trata de ansiedad o de un ataque de pánico puede resultar confuso. Con más de 40 millones de adultos en los EE. UU. que enfrentan una ansiedad significativa cada año, usted no está solo en esta batalla.

Nuestra guía profundiza en las diferencias clave para ayudar a descifrar sus síntomas y encontrar alivio. Siga leyendo: la claridad le espera.

Comprender la ansiedad y el pánico

Una persona parada sobre un acantilado con vistas a un mar turbulento.

Al adentrarnos en el ámbito de la salud mental, es fundamental distinguir los matices entre ansiedad y pánico. Aunque ambas pueden ser experiencias intensamente abrumadoras, sus orígenes y manifestaciones tienen diferencias clave que desentrañaremos para arrojar luz sobre estas distintas formas de angustia psicológica.

Definición de ataque de ansiedad

Un ataque de ansiedad es una repentina oleada de preocupación y miedo. Puede suceder cuando alguien enfrenta mucho estrés o piensa en cosas que le asustan. Durante un ataque de ansiedad, las personas pueden tener problemas para respirar, sentir que su corazón se acelera o creer que algo terrible sucederá.

Estos sentimientos pueden volverse muy fuertes y durar varios minutos o incluso más.

Las personas con un trastorno de ansiedad suelen afrontar estos ataques. Es posible que se preocupen demasiado por las cosas cotidianas y esta preocupación no desaparece fácilmente. Saber qué desencadena un ataque de ansiedad ayuda a obtener el tratamiento adecuado para controlarlo.

Hay buenos tratamientos disponibles, como hablar con un terapeuta o tomar ciertos medicamentos que ayudan a calmar la mente y el cuerpo.

Definición de ataque de pánico

Un ataque de pánico es como una tormenta repentina que golpea tu cuerpo y tu mente sin previo aviso. Es intenso y aterrador, con latidos cardíacos fuertes, sudoración intensa, temblores en manos o piernas y dificultad para respirar.

El dolor en el pecho puede hacerte pensar que se trata de un ataque cardíaco. Algunas personas se sienten mal del estómago o muy mareadas. Otros pueden tener desrealización (sentirse desapegados de lo que sucede a su alrededor) o despersonalización (sentirse fuera de contacto consigo mismos).

Estos ataques a menudo ocurren de la nada y terminan en minutos.

Saber qué desencadena sus ataques de pánico ayuda a controlarlos mejor. Los lugares concurridos, como cines o conciertos, podrían provocar un ataque en algunas personas debido al espacio lleno de gente y a la sensación de estancamiento.

Las estrategias clave incluyen nombrar estos momentos de terror por lo que son, concentrarse en respirar profundamente para calmarse y recordar que este momento aterrador pasará pronto.

Distinguir entre ansiedad y ataques de pánico

Un camino sinuoso a través de un bosque de niebla en una atmósfera bulliciosa.

Quitar las capas de ansiedad y ataques de pánico revela un panorama de síntomas y experiencias únicos; comprender los matices entre ellos es vital para quienes navegan por estas aguas turbulentas.

Si bien pueden compartir puntos en común, son las características distintivas mentales y físicas las que los distinguen, allanando el camino para estrategias de manejo y tratamiento específicos.

Síntomas mentales

Comprender los síntomas mentales de la ansiedad y los ataques de pánico es crucial para las personas que buscan terapia de salud mental. Estos síntomas pueden ser sutiles o abrumadores y reconocerlos es vital para un tratamiento eficaz.

Síntomas de ataque de ansiedad Síntomas de ataque de pánico
Preocupación excesiva por un evento futuro. Aparición repentina de miedo o terror.
Sentirse inquieto o nervioso Miedo a perder el control o “volverse loco”
Dificultad para concentrarse Sentirse desapegado de la realidad (desrealización)
Irritabilidad Sensación de perdición o muerte inminente.
Miedo al juicio o a la vergüenza en una situación social. Experimentar una sensación de estar fuera de uno mismo (despersonalización)
Preocupación por cometer errores o no cumplir con los estándares. Preocupación extrema de que el ataque de pánico provoque un ataque cardíaco o asfixia.

Estos síntomas mentales pueden indicar un problema subyacente que puede requerir ayuda profesional. Reconocer las señales permite a las personas buscar el apoyo que necesitan.

Síntomas físicos

Los síntomas físicos a menudo pueden ser el signo más revelador al intentar distinguir entre un ataque de ansiedad y un ataque de pánico. Aquí hay un desglose, presentado en un formato de tabla fácil de digerir, para ofrecerle claridad a usted o a alguien a quien pueda estar ayudando en su viaje de salud mental.

Síntomas físicos del ataque de ansiedad Síntomas físicos del ataque de pánico
Preocupación o ansiedad abrumadora El corazón palpitante
Problemas para dormir Transpiración
Opresión en el pecho Temblor
corazón acelerado Dificultad para respirar
Sentimientos de tristeza o ira. Dolor en el pecho
Dolores de estómago Náuseas
Irritabilidad Mareo
Desrealización o despersonalización

La tabla anterior sintetiza las manifestaciones físicas de ansiedad y ataques de pánico. Si bien algunos síntomas pueden superponerse, la intensidad y la aparición repentina de los síntomas son más características de los ataques de pánico. Estos episodios pueden parecer exhaustivos, pero comprender sus características físicas es el primer paso para buscar la atención adecuada. Avanzando, profundicemos en las causas y factores de riesgo asociados a estas afecciones.

Causas y factores de riesgo de los ataques de ansiedad y pánico

Una persona sentada sola con piezas de rompecabezas dispersas y fotografías de paisajes urbanos.

Quitar las capas para descubrir las causas fundamentales de la ansiedad y los ataques de pánico revela una compleja interacción de factores, tanto internos como externos. Si bien sus orígenes pueden ser enigmáticos (desde predisposiciones genéticas hasta desencadenantes ambientales), comprender estos elementos subyacentes es fundamental para forjar caminos hacia una gestión y un alivio eficaces.

Causas de los ataques de ansiedad

Los ataques de ansiedad son una parte difícil de la vida para muchas personas. Pueden ocurrir cuando el estrés y la preocupación se acumulan en nuestra mente.

  • Acontecimientos estresantes de la vida: Los grandes cambios o los tiempos difíciles, como perder un trabajo o perder a un ser querido, pueden provocar ataques de ansiedad.
  • Preocuparse demasiado: algunas personas pueden sentirse ansiosas por muchas cosas, como el trabajo, el dinero o la familia, lo que puede provocar más ansiedad.
  • Problemas de salud: Cuando alguien no se siente bien o tiene una enfermedad persistente, puede causarle preocupación y ataques de ansiedad.
  • Café y otros estimulantes: las bebidas con cafeína, como el café o las bebidas energéticas, pueden hacer que las personas se sientan nerviosas y nerviosas, provocando a veces un ataque de ansiedad.
  • Desencadenantes del miedo: Las cosas que nos asustan mucho, como las alturas (acrofobia) o estar en espacios reducidos (claustrofobia), pueden desencadenar ataques de ansiedad.
  • Recuerdos traumáticos: si alguien ha pasado por momentos realmente malos, pensar en esos recuerdos puede provocarle ansiedad.
  • Saltarse comidas: no comer bien o saltarse comidas puede cambiar cómo nos sentimos y provocar síntomas de ansiedad.
  • Medicamentos: Ciertos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden aumentar la sensación de ansiedad en algunas personas.
  • Uso de sustancias: El consumo de alcohol o drogas puede afectar el cerebro y provocar episodios de ansiedad.
  • Falta de sueño: No descansar lo suficiente hace que sea más difícil manejar el estrés y puede provocar más sentimientos de ansiedad.

Causas de los ataques de pánico

Si bien los ataques de ansiedad a menudo surgen del estrés o de pensamientos preocupantes, los ataques de pánico pueden aparecer repentinamente y sentirse intensos. Pueden ocurrir de la nada, sin una causa clara, o pueden ser una reacción a un miedo o una fobia.

  • Un miedo repentino a un desastre o a perder el control puede desencadenar un ataque de pánico. Podría suceder incluso cuando no existe ningún peligro real.
  • Tener una condición médica grave puede provocar ataques de pánico en algunas personas. Podrían asustarse por su salud y su futuro.
  • Experimentar un trauma como un accidente o abuso en el pasado podría causarle ataques de pánico en el futuro.
  • Ciertos cambios en su cerebro pueden hacer que sea más probable que experimente estos intensos momentos de miedo.
  • A veces, los genes influyen: si los miembros de su familia han tenido trastornos de pánico, usted también puede correr un mayor riesgo.
  • Los cambios importantes en la vida, como graduarse, comenzar un nuevo trabajo, casarse o tener un bebé, pueden provocar ataques de pánico.
  • Beber demasiada cafeína o abusar de las drogas puede desencadenar síntomas de un ataque de pánico.
  • Si siempre se siente estresado o tiene problemas continuos como preocupaciones monetarias, presión laboral o problemas familiares, podría provocar un ataque de pánico.

Factores de riesgo para ambas condiciones

Los ataques de ansiedad y pánico pueden afectar con fuerza y algunas cosas aumentan la probabilidad de sufrirlos. Conocer estos factores de riesgo le ayudará a comprender mejor la batalla.

  • La historia familiar juega un papel. Si tus padres o hermanos tienen trastornos de ansiedad, es posible que tú también los padezcas.
  • Las situaciones estresantes de la vida aumentan el riesgo. Los grandes cambios o los tiempos difíciles en el trabajo pueden desencadenar estos ataques.
  • Los traumas pasados a menudo atormentan a las personas. Si ha vivido acontecimientos aterradores, es posible que le surjan ansiedad o pánico.
  • Los problemas médicos pueden ser culpables furtivos. Cosas como las enfermedades cardíacas pueden provocar ataques de pánico o ansiedad.
  • El abuso de sustancias no es tu amigo aquí. El consumo de drogas o demasiado alcohol podría aumentar las posibilidades de sufrir un ataque.
  • Los rasgos de personalidad también importan. Las personas que son más sensibles al estrés o al miedo pueden tener dificultades con estas afecciones.

Diagnóstico de ansiedad vs. Ataques de pánico

Una persona pensativa profundamente en un ambiente sereno al aire libre.

Para saber si alguien está sufriendo ataques de ansiedad o pánico, los médicos realizan algunas pruebas. Hacen preguntas sobre lo que está sucediendo y cómo se siente la persona. Un profesional de la salud mental buscará ciertos signos para saber si se trata de un tipo de ataque u otro.

Por ejemplo, podrían ver que una persona con ansiedad se preocupa con el tiempo antes de que se convierta en un ataque. Pero con los ataques de pánico, el miedo y los malos sentimientos aparecen muy rápido y sin previo aviso.

Los médicos también utilizan un libro llamado Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales para ayudarles a decidir qué está pasando. Este libro les dice exactamente qué síntomas buscar en diferentes condiciones de salud mental.

Si alguien ha tenido al menos dos ataques de pánico repentinos y siempre tiene miedo de sufrir otro, es posible que le diagnostiquen un trastorno de pánico. Es importante porque las opciones de tratamiento pueden depender de si una persona tiene ataques de ansiedad o trastorno de pánico.

Opciones de tratamiento para los ataques de ansiedad y pánico

Explorar el panorama del tratamiento para la ansiedad y los ataques de pánico revela un conjunto de estrategias terapéuticas, desde técnicas de asesoramiento de vanguardia hasta planes de medicación personalizados, cada camino lleno de esperanza para quienes buscan consuelo mental.

Asesoramiento y Psicoterapia

El asesoramiento y la psicoterapia son formas clave de tratar los ataques de pánico y ansiedad. Hablar con un terapeuta puede ayudar a las personas a comprender sus sentimientos, pensamientos y comportamientos. Utilizan diferentes tipos de terapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que es muy común.

La TCC le ayuda a cambiar su forma de pensar y actuar cuando está asustado o preocupado.

Otro tipo de terapia que funciona bien es la terapia de exposición. Este método hace que la persona se acostumbre lentamente a lo que la asusta de una manera segura. Para alguien que tiene trastorno de pánico porque teme a las alturas, el terapeuta hará planes cuidadosamente para enfrentar este miedo poco a poco.

Con el tiempo, esto puede hacer que el miedo disminuya o desaparezca.

Ambos tipos de terapia tienen como objetivo llegar a las causas fundamentales de por qué alguien se siente tan ansioso o tiene ataques de pánico repentinos. Los médicos dicen que estas terapias realmente funcionan para mejorar la salud mental con el tiempo.

Medicamento

A veces, los médicos recetan medicamentos para ayudar a las personas a lidiar con los ataques de pánico y la ansiedad. Estos medicamentos pueden cambiar las sustancias químicas del cerebro para que se sienta más tranquilo. Para el trastorno de pánico, los expertos suelen sugerir inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), antidepresivos tricíclicos (ATC) o inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina (IRSN).

No se preocupe: su médico analizará todas las opciones y encontrará la mejor para usted.

Recuerde que tomar estos medicamentos puede tener reglas; Funcionan mejor cuando los usas como te indica tu médico. Y es bueno saber acerca de aspectos como la dependencia, en los que el cuerpo podría necesitar más el medicamento con el tiempo.

Algunos ansiolíticos pueden ser sedantes, lo que significa que pueden provocar sueño o ralentizar su pensamiento. Por lo tanto, es muy importante seguir las indicaciones de los profesionales de la salud y no emprender este viaje solo.

Remedios caseros y cambios en el estilo de vida

Cuidar su cuerpo y su mente puede ayudar con la ansiedad y los ataques de pánico. Unos simples cambios en casa y nuevos hábitos pueden marcar una gran diferencia.

  • Manténgase activo: el ejercicio regular es bueno para el cuerpo y la mente. Ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.
  • Duerma bien: asegúrese de dormir lo suficiente. Los buenos hábitos de sueño, como acostarse a la misma hora todas las noches, pueden ayudar mucho.
  • Consuma alimentos saludables: lo que come afecta su estado de ánimo. Elija frutas, verduras y proteínas magras para una mejor salud mental.
  • Limite la cafeína y el alcohol: pueden empeorar la ansiedad, por lo que es mejor reducir su consumo.
  • Practica técnicas de relajación: prueba ejercicios de respiración profunda o relajación muscular progresiva para sentirte más tranquilo.
  • Medite diariamente: tomarse el tiempo para despejar la mente todos los días puede reducir los niveles de estrés.
  • Lleve un diario: escribir sus pensamientos puede ayudarle a comprender y gestionar mejor sus sentimientos.
  • Hable con alguien: Compartir preocupaciones con amigos o familiares a menudo hace que parezcan más pequeñas.
  • Únase a un grupo de apoyo: conocer a otras personas que tienen sentimientos similares puede brindarle nuevas ideas para afrontar la situación.
  • Aprenda habilidades para controlar el estrés: encontrar formas de lidiar con el estrés antes de que sea excesivo es muy útil.
  • Pruebe la terapia basada en la atención plena: este tipo de tratamiento enseña cómo concentrarse en el momento presente, lo que puede reducir la ansiedad.

Conclusión

Recuerde, sentirse asustado o preocupado es normal. Pero cuando el miedo llega rápidamente y golpea con fuerza, como un ataque de pánico, el problema es mayor. Conocer los signos de ansiedad y ataques de pánico puede ayudarle a encontrar la ayuda adecuada.

Habla con alguien si tus preocupaciones dificultan la vida cotidiana. ¡No está solo y los tratamientos pueden mejorar las cosas!